A la hora de meternos en el mundo de las emisiones contaminantes y huellas de carbono, o de cómo determinadas empresas o ciudades están intentando reducir su impacto medioambiental negativo, es frecuente que escuchemos hablar de las llamadas Compensaciones.
Así se conoce con el nombre a aquellas actuaciones que se dedican a sumar medidas de absorción del CO2. En otras palabras, las compensaciones en huella de carbono suelen traducirse como métodos de reforestación. Estos métodos intentan compensar las emisiones de gases contaminantes a través de árboles que produzcan más oxígeno. De esta manera, una empresa puede emitir una cantidad de gases de carbono y plantar más cantidad de árboles que, en el futuro, producirán más oxígeno. Lo comido por lo bebido.
En este principio se basa la actual Ley de Cambio Climático y Transición energética. Según esta ley se permite que las empresas puedan conseguir un resultado neutro en su impacto medioambiental. Se trata de que aquellas entidades que no tengan la posibilidad de eliminar por completo sus emisiones de carbono, puedan redimirse. Para hacerlo, trazarán planes de reforestación que al menos compensen estas cantidades. En palabras más sencillas, al resultado de la suma del impacto medioambiental que genera una determinada empresa se le debe restar la cantidad de oxígeno que podría producirse con la reforestación.
Decimos que hay un impacto neutro cuando la operación resultante nos da cero.
El objetivo más ambicioso sería el de poder reducir las emisiones de carbono por completo o de forma significativa. Se busca para ellos alternativas menos contaminantes o de mejores efectos en las emisiones de carbono.
La necesidad de conseguir estos resultados viene no sólo por la obligatoriedad legal, en la cual tenemos que atenernos a los acuerdos de París y reducir de forma drástica las emisiones de las empresas. Sino también, porque el impacto medioambiental está registrando altos históricos que necesariamente han de ser reducidos. Así, aunque la nueva Ley climática, como así se la conoce, apoye a las empresas en su resolución de conseguir un impacto medioambiental de resultado neutro, el verdadero objetivo será otro. Se pretende conseguir una mayor absorción del carbono y emisión de oxígeno a través de planes que combinen las fuentes de combustión y energía renovables. Además, por supuesto, también la reforestación.
Como vemos, no se trata únicamente de una obligación que deba llevarse a cabo tanto por la población como por las empresas. Se trata también de un requerimiento moral que debe abarcar un paso más. Se pide que haya una concienciación real que busque que las empresas implementen nuevas alternativas en la producción o el transporte. Que éstas sean capaces de reducir efectivamente las emisiones contaminantes, más allá de que puedan incluir planes de reforestación en caso de que estas emisiones abarquen demasiado.
Una de las grandes pegas que se tenían hasta el momento, era saber que las empresas que no estaban incluidas en las firmas de los acuerdos medioambientales no tenían razones para cumplir con ellos.
De ahí que aquellas que, voluntariamente, hayan adoptado estas medidas, sean tan importantes para lograr una verdadera concienciación en la lucha contra el cambio climático.
A este respecto también se manifiesta la nueva Ley. Según la misma, incluso cuando no se espera que las empresas tengan que desarrollar un plan de acción contra sus emisiones de carbono, sí deberán calcular su impacto medioambiental y publicar planes estratégicos que incluyan nuevas formas de reducción del mismo. La idea es que aunque no superen los límites legales para la huella de carbono, se inscriban en el Registro del Ministerio.
Esto es así porque la sola inscripción permite a las entidades públicas llevar un registro y cálculo de las emisiones globales de estas empresas. Además, puede motivarlas a ellas para que mejoren sus emisiones de carbono. Sólo la inscripción en el registro permite acceder a subvenciones y asistencias públicas para mejorar estos aspectos en las empresas que lo requieran.
Sin embargo, hay otras opciones. Si las empresas se encuentran obligadas por la nueva ley o los acuerdos de París, o bien quieren hacerlo de forma voluntaria, entonces deben actuar. Tienen que conseguir una compensación real de sus emisiones a través de estos métodos de reforestación de los que os hemos hablado.
La compensación se lleva a cabo, en especial, cuando las emisiones de carbono no han podido reducirse o eliminarse. Esto provoca que la empresa deba conseguir un resultado de emisiones neutro que obtenga la aprobación de la Ley.
Con esta nueva situación en mente resulta que no son pocas las empresas que desarrollan actividades dedicadas a la reforestación. Son proyectos ecológicos capaces de conseguir un porcentaje de compensación para otras empresas y que son finalmente adquiridos para ayudarles a compensar sus emisiones. Estos proyectos son ya variados y se reparten por toda España.
Incluyen no sólo las emisiones realizadas por la propia empresa que quiere reducir su producción de carbono, sino también aquellas emisiones indirectas. Además, aquellas que no son atribuibles a las empresas. Puede ocurrir, por ejemplo, que una empresa necesite hacer uso de un servicio de transportes. Este servicio emite gases contaminantes de forma indirecta, pero también que otra requiera que sus empleados se desplacen desde lejos. Las emisiones por su forma de transporte escaparían a su control. En cualquier caso, el cálculo que se realiza de la huella de carbono actualmente debe incluir todas estas variables. Es por ello que hay una necesidad por compensar las emisiones, que a veces quedan fuera del control de las empresas.
En un mundo donde el cambio climático empuja en una dirección, cada vez son más las empresas que se han concienciado sobre la necesidad de buscar alternativas en sus medios tradicionales de funcionamiento. Ahora que la compensación por las emisiones está comenzando a ser real, es el momento de que se unan a esta gran lucha contra el cambio climático y den un paso más allá, consiguiendo las tan ansiadas cero emisiones.