
El objetivo de la Universidad para 2025 era rebajar en un 25% las emisiones de GEI y para 2030 en un 55%
La UPF alcanza su meta en la reducción de emisiones contaminantes. Para 2025 la Pompeu Fabra se había comprometido a rebajar en un 25% estas emisiones mientras que para 2030 la meta era de un 55%. De momento estos dos hitos ya se han logrado gracias, sobre todo, a la compra de electricidad verde. Ahora el siguiento reto que se ha fijado esta universidad catalana es el de convertirse en neutra en carbono en el año 2040.
Todos los objetivos de reducción se toman en base al período de 1996, primer año en que la Universidad se puede considerar implantada territorialmente. Ester Oliveras, vicerrectora de Compromiso Social y Sostenibilidad, pone de relieve el papel de la Universidad a la hora de luchar contra el cambio climático. “Es más vital que la investigación esté encaminada a solventar los problemas que se derivaran del cambio climático y tratar de mitigarlos. Es necesario que nuestras graduadas y graduados estén lo mejor preparados posible para afrontar estos retos. Los cambios en docencia e investigación se están articulando desde la iniciativa de Bienestar Planetario”, explica.
Por ello, argumenta, «el impacto climático es uno de los ejes del plan de sostenibilidad, y estos avances, calculando de forma periódica la huella de carbono, nos ayudan a monitorizar los resultados obtenidos”. Añade que “la compra pública de energía eléctrica verde, conjuntamente con las universidades catalanas, ha supuesto una reducción de emisiones muy importante».
Informes
Para tener una base sobre la que trabajar, la Pompeu Fabra realizó dos informes sobre su huella de carbono, correspondientes a 2018 y 1996. Este último año se ha utilizado como referencia para poder realizar la comparativa y la evolución hasta los datos más actuales. También se impulsó un grupo de trabajo a partir de la Mesa de Emergencia Climática con personal de la comunidad universitaria, investigadores, estudiantes y PAS. Estos propusieron acciones para mitigar la huella, avanzar en adaptación hacia el cambio climático y otros aspectos relacionados con el respeto por el medio ambiente.
Oliveras explica que “la Mesa está compuesta por perfiles diversos de la comunidad universitaria que tienen en común la preocupación por el cambio climático. En las reuniones siempre salen muchas ideas que después tratamos de ir implantando durante el curso”.
Los datos comparativos que se extraen de estos informes de 1996 y 2018 muestran la mejora en la reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Para calcular los indicadores de los dos períodos analizados se tomaron los siguientes divisores: superficie en metros cuadrados, PAS, PDI, estudiantes y usuarios totales.
Estos parámetros permiten realizar la comparativa entre dos momentos, teniendo en cuenta el incremento de instalaciones, personal, estudiantes y usuarios entre los dos períodos. La mejora es significativa y se sitúa por encima del 70% en todos los casos. Para realizar los informes se tuvieron en cuenta las emisiones directas y las indirectas correspondientes al consumo eléctrico. En cuanto al horizonte futuro, Oliveras explica que la Universidad se ha «comprometido a llegar a emisiones cero para el año 2040». «De momento, vamos por el buen camino», concluye. La UPF alcanza su meta en la reducción de emisiones.